Cuando se busca invertir, hacerlo en terrenos siempre es una buena idea. Existen razones de más para fundamentar la anterior afirmación y algunas de ellas no son tan difíciles de deducir. El hacernos de un bien tangible nos debe de dar cierta seguridad, aunque no es solo eso.
Principales ventajas:
Atractivos rendimientos a largo plazo. Se ha comprobado que si el terreno está ubicado en una buena zona el crecimiento de la tasa de inversión puede ser entre un 12% y 20% anual.
Rentabilidad segura a largo plazo: La tierra comienza a generar rendimientos interesantes en un plazo de 3 años en adelante y aunque la espera puede parecer larga, al final valdrá la pena por los rendimientos que puedes percibir, especialmente si tienes en cuenta el monto inicial que tuviste que desembolsar y los gastos mínimos de mantenimiento.
Mayor rendimiento que un banco: Adquirir un terreno es una forma muy rentable de aumentar nuestro capital, incluso mejor que simplemente ahorrar en un banco pues el rendimiento de un terreno de inversión suele superar con creces el valor que adquiere el dinero en una cuenta de ahorro bancaria, el cual se ve castigado muchas veces por los bajos rendimientos que el banco ofrece por debajo de la inflación.
Una inversión en tierra te asegura que el valor de tu capital no solo se mantendrá sino que crecerá en contraste a la devaluación a la que se sometería por depositarlo en un banco.
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